Capítulo 4 – estereotipos
Ser una mujer que ha estudiado y que trabaja genera conductas en las que otros te exigen demasiado o se espera que te centres en cosas que no tienen que ver con escenarios cotidianos de carácter no académico. La exigencia aumenta y, en efecto, se pueden dejar de lado otros aspectos. Adicionalmente, siento que esto genera miedo en otras personas.
En el ámbito laboral no coincidir con el esquema esperado genera prejuicios, por ejemplo, que por no estar casada soy homosexual o que soy brava porque no estoy casada. Sin embargo, con todos estos estereotipos se puede jugar y lo importante es no dejarse encasillar y construirse y reconstruirse constamente.
Hay un colega que no me quiere y que, espero sin intención, siempre intenta sabotear escenarios en los que yo participo o quiero participar. Me imagino que su antipatía puede ser consecuencia de algo que ve en mí y que quizás es verdad o quizás no, pero su falta de empatía conmigo ha generado inseguridad en mí, en algunos momentos.
Pese a considerarme fuerte, en muchas de mis relaciones afectivas he asumido el rol de cuidadora y esto ha generado comportamientos inadecuados. Además, he escogido personas que tienen muchos de los comportamientos inadecuados que se han mencionado en los vídeos, como intentar alejarme de mis redes de apoyo, decir comentarios que no son positivos frente a la mirada que tengo de mi misma. Sin embargo, también he tenido buenas relaciones afectivas y el contraste permite entender qué no está bien y comenzar a establecer límites.
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