3.2. ¿Te has sentido así?
¿Qué sientes al observar esta situación?
Me molesta la actitud misógina y condescendiente que tiene el profesor hacia las estudiantes que están tomando la clase. Me molesta que los compañeros no apoyen a las compañeras ante situaciones recurrentes como la de pasar al tablero a una misma estudiante (María Clara). Me da rabia que, a causa de este tipo de prácticas erradas, la estudiante, que es quien está siendo agredida, sea quien tenga que ajustar sus planes para sentirse más tranquila.
¿Te identificas con algo de lo que está ocurriendo?
La verdad sí. Eso pasa mucho en mi carrera. Una vez, un profesor no me dejó terminar la idea que estaba dando y ni siquiera estaba alejada del tema que estábamos discutiendo. Luego, otra compañera la dijo y a ella si la dejo expresarse sin ningún problema. Tal vez es porque no participaba mucho en su clase, pero, la verdad, los seminarios de filosofía, en varias ocasiones, no son un espacio seguro para participar, y menos cuando te sientes intimidados ante compañeros que en sus colegios tuvieron unas bases más sólidas en Ciencias Sociales que tú. Este ambiente tenso se da porque el modelo tradicional de seminario se remite a presentar un tema y defenderlo a cómo dé lugar de críticas que buscan rebatir todo lo expuesto para mostrar su propia sagacidad en la carrera.
Normalmente, estos climas de aula no resultan los más favorables para algunas mujeres de la carrera porque tienen un modo de ser combativo y agresivo que choca con un estereotipo que recae sobre nosotras, a saber, que las mujeres que son agresivas para armar problemas. Si lo consideramos del lado de los hombres, la combatividad y agresividad son relacionadas con el éxito. Estas preconcepciones crean una desigualdad de base para la discusión que debe ser subsanada y no promovida por las dinámicas de la clase.
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