Existen espacios académicos masculinizados que se fundamentan discursos violentos cuyo propósito es la exclusión de la otredad. Generalmente, este tipo de discursos están normalizados y naturalizados e, incluso, los reproducimos sin notar su carácter problemático. Ser conscientes de este tipo de conductas, denunciarlas y velar porque no se reproduzcan es fundamental para crear espacios seguros y libres de violencias.