– Es muy desgastante que a las mujeres no están exigiendo constantemente ser mejores para poder, por ejemplo, ocupar ciertos puestos. Inicialmente podría verse como algo positivo en el aula de clase, pensar que así las mujeres vamos a aprender más. Sin embargo, esto es discriminación que tiene su contra cara, pues cuando nos equivocamos en algo nos lo cobran más duro que a los hombres. En el mundo laboral esto se traduce en acoso laboral y en despidos injustificados encubiertos en “bajo rendimiento”.