Lo primero es tejer un red de apoyo, no revictimizando ni forzando a alguna acción en particular. Además de lo anterior, buscar un espacio seguro donde pueda confluir el dialogo y en donde la persona pueda exponer su caso.
Lo segundo es exponer al caso, usando el protocolo MAAD y ayudando a que la persona vuelva a sus actividades cotidianas en la medida de lo posible.
Lo tercero es también invitar a la persona a que pueda hacer frente de manera correcta a la situación, no evitandola sino tratandole de poner un freno.