Juan David Pulido Gonzalez
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junio 13, 2025 a las 7:06 pm #308062
Juan David Pulido Gonzalez
ParticipanteEn caso de estar cerca de alguien que incurra en una conducta MAAD (Maltrato, Amenaza, Acoso, Discriminación, violencia sexual o de género), lo primero es no guardar silencio. Si estás en capacidad de intervenir sin ponerte en riesgo, hazlo con firmeza y respeto, dejando claro que ese comportamiento no es aceptable. Si no puedes hacerlo en el momento, acompaña a la persona afectada, escúchala sin juzgar y ayúdala a buscar apoyo, ya sea entre sus pares, con profesionales de Bienestar o a través de los canales institucionales dispuestos por la Universidad. Ser testigo también te convierte en parte de la situación, y elegir actuar es una forma de romper con la normalización de la violencia.
Para cuidar a las otras personas y promover una sana convivencia en la Universidad, es importante fomentar el respeto en lo cotidiano: en una clase, en una conversación, en un chat, en una reunión o en una fiesta. Puedes hacerlo cuidando tu lenguaje, validando los límites del otro, siendo consciente de los roles y asimetrías de poder, y promoviendo espacios seguros donde todas las personas puedan expresarse sin temor a ser ridiculizadas o agredidas. También es clave informarse y compartir lo aprendido, porque reconocer las conductas MAAD es el primer paso para prevenirlas.
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Juan David Pulido Gonzalez.
junio 13, 2025 a las 5:29 pm #308046Juan David Pulido Gonzalez
Participante¿Qué opinas del comentario que hizo Sebastián en el foro?
El comentario de Sebastián me parece problemático porque, aunque parece una defensa hacia la participación femenina, en el fondo refuerza un estereotipo de género al sugerir que las mujeres deben esforzarse más o “sacar la cara” por todas. Este tipo de afirmaciones, aunque no siempre vienen de una mala intención, colocan una carga adicional sobre las mujeres, como si fueran responsables de representar a su género o de demostrar que merecen estar en ciertos espacios. Además, ignoran el contexto de discriminación que puede estar viviendo una compañera y desvían la atención del problema estructural, culpabilizando a quien se siente afectada en lugar de cuestionar a quien ejerce la violencia.¿Has sentido que tus características personales han sido motivo para que otros compañeros no te permitan participar libremente?
Sí, en algunos espacios he sentido que ciertas ideas preconcebidas sobre mí como hombre han influido en cómo se espera que me comporte o en qué temas puedo opinar. Por ejemplo, cuando se habla de temas emocionales o relacionados con el cuidado, a veces se asume que tengo menos sensibilidad o que no es un ámbito “natural” para mí. Aunque no siempre es algo explícito, ese tipo de prejuicios pueden hacer que uno se sienta limitado o fuera de lugar, como si no tuviera el mismo derecho a expresar ciertas ideas o emociones.¿Has sentido que tú mismo has limitado a otros en su participación?
Sí, reconozco que en el pasado he reproducido sin darme cuenta algunos estereotipos, como pensar que ciertas tareas eran “más adecuadas” para mujeres o que ciertas opiniones tenían más valor si venían de alguien con determinada forma de expresarse. Con el tiempo, y gracias a espacios como este, he aprendido a cuestionar esas ideas y a escuchar más conscientemente. Entiendo que incluso pequeños gestos o actitudes pueden hacer que alguien se sienta excluido o juzgado, y por eso intento ahora ser más cuidadoso y abierto al momento de interactuar. -
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