La universidad está inserta en una sociedad que vive una cultura que normaliza conductas MAAD, la revisión de estos temas y sus manifestaciones es una labor de cada día con uno mismo y con los otros. Muchas veces victimas y victimarios ni siquiera consideran otra opción en sus relaciones o tienen comportamientos compulsivos, casos que requerirían ayuda profesional; hay otros casos que resultan tan dañinos que deben pasar a estancias judiciales.
Habrá casos en los que podría dialogarse con la victima o el victimario para regular el comportamiento, pero en general el abuso va hasta donde cada quien lo permite.
Pienso que reconocernos como sujeto de derechos, conocer y experimentar estos derechos, permite equilibrar y desarrollar una cultura donde el maltrato, la estigmatización, el abuso y la discriminación no son posibles, quedan fuera del contexto social.