Esta es una forma de machismo “benevolente”. El comentario parece emitirse con un propósito benévolo, pero a él subyace una forma de violencia que justifica la desigualdad. La persona en condición de opresión -en este caso, Maria Clara- debe “demostrar” algo que en principio no debería requerir de demostración alguna. Estas formas de violencia, en realidad, esconden un sistema de valores basado en prejuicios que facilitan las condiciones de desigualdad. En mi caso, la mayoría de estos prejuicios me afectaron en el colegio, donde la masculinidad hegemónica era más evidente y hostil. Yo, un niño afeminado, no podía disfrutar de los espacios dominados por hombres porque no correspondía a sus expectativas de género.