Esto confirma algo que yo siempre he creído, esto es, que las mujeres siempre tenemos que estar probando a otros y a nosotras mismas que merecemos el lugar en el que estamos, que si valemos, que somos inteligentes. Es claro que hay espacios predominantemente masculinos, y que cuando entramos a estos, es mucho más difícil para nosotras mantenernos ahí. Un claro ejemplo de esto es mi carrera, pues en la filosofía son muchas mas las mujeres que se retiran de la carrera que hombres, y esto se debe a que es un espacio predominantemente masculino.