Laura Canela Rodríguez Becerra
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Lo que debo hacer con una persona que incurra en una conducta MAAD es: darle a conocer de forma explícita lo que está haciendo y las consecuencias de la misma, en caso de que la gravedad de la situaicón sea muy alta, pondría a disposición mi testimonia para activar una ruta.
Creo que podemos cuidar a las personas creando espacios de tejido de la palabra colectivos o espacios de desahogo.
¿Qué se te viene a la mente con el el comentario de Sebastián en la conversación de Whatsapp: “Si él es estricto es para que sean ustedes las que saquen la cara por las mujeres de la carrera”?
– Creo que es una persona que está inmersa en una cultura y un espacio machista. Cuando veo estas cosas no dejo de imaginar cómo sería su pensamiento si estuviera rodeado de mujeres con representación. En ocasiones, gran parte de estos sesgos descansan en no saber o en no haber visto. Es frustrante y habla mucho de su espacio de crecimiento. También me hace pensar que, en ocasiones, los hombre no dicen este tipo de comentarios porque realmente lo piensen, sino porque esperan validación masculina por el pacto de la masculinidad. A lo mejor, Sebatían quería verse poderoso y valiente frente al resto del grupo que es mayoritariamente masculino. Esto es asimetría de poder y es violencia.¿Alguna vez no has podido acceder o disfrutar de un lugar por los prejuicios o estereotipos que las demás personas tienen sobre ti?
Usaba dread-locks hasta hace muy poco. Ese estilo de cabello tiene mucho estigma. Recuerdo que en mi segundo día de universidad casi no me dejan ingresar porque llevaba mis dreads y un buque de artesanías que vendía en ese momento en la calle. Decían que los “artesanos” no estudiaban en “este tipo de universidades”. Tuve que esperar al supervisor para validar mi identidad. En efecto, yo estudiaba con una beca. Ese estigma de ser sucia, ñera y maloliente lo cargué mucho tiempo cuando no era ninguna de las tres cosas. Recuerdo que una vez iba a dar una conferencia, yo era la ponente y casi no me dejan ingresar a mi propia ponencia porque “una académica no se vestiría así”. También me pasaron cosas por trabajar y estudiar, algo que no es muy usual en la Universidad en la que hice el pregrado. Tuve que retirar una asignatura porque la profesora no toleraba el hecho de que estudiara y trabajara a la vez. Ponía asignaciones de último momento o citaba en horarios que no correspondían a los pactados en la clase. Al comentarle la situación laboral que enfrentaba fuera del aula, me dijo que me saliera, que yo a esa edad no tenía por qué estar trabajando, que solo me dedicara a estudiar o me fuera a una universidad nocturna. Es una profesora que ha tenido una vida privilegiada desde siempre (dicho por ella misma)y pues, finalmente, tuve que retirar la asignatura. Perdí dinero y, además, tardé un semestre más en graduarme por su discriminación. Eso me hizo pensar que, de ser yo otro tipo de persona, habría dejado la carrera. Si ella hubiera ejercido esto en contra de alguien un poco más noble y menos contestatario, le habría saboteado su proyecto de vida.¿Crees que alguna vez has impuesto barreras a alguien en razón de diferentes estereotipos o prejuicios que has tenido?
Sí, lo he hecho con personas que no provienen de la clase popular de la que yo vengo. A nosotros nos inculcan la idea de que los ricos son personas simplistas, odiosas y que no necesitan esforzarse en la vida porque ya lo tienen todo. Yo entré a la Universidad con esa idea y por eso me costó mucho socializar al principio, pues no me hallaba en esa atmósfera. Tiempo después comprendí que es una cuestión de matices. Encontré personas de “cuna de oro” con mucha consciencia social y con una visión del mundo trabajada y empática, y también entendí que ellos tienen sus propios problemas con los que también deben lidiar. Ha sido un proceso porque, al final del día, todas esas ideas eran producto de un sresentimiento social impuesta, ni siquiera eran ideas propias.
