Quiero compartir la siguiente reflexión:
Los comentarios cotidianos sobre las mujeres y personas feminizadas, que se basan en estereotipos de género y prejuicios, buscan ponerlas en un lugar de inferioridad son “micromachismos” que reproducen la discriminación, son a primera vista inofensivos pero en el fondo dejan un mensaje fuerte y claro sobre el rol y las capacidades de las mujeres de subordinación y debilidad frente a la masculinidad que goza de un lugar de privilegio y visibilidad.
En mi caso particular, recuerdo haberme sentido discriminada de maneras muy sutiles en diferentes escenarios, puesto que las mujeres llegamos a interiorizar que ciertos temas, trabajos y escenarios “NO” son adecuados para las mujeres, por ejemplo desde nuestros círculos como la familia, amistades, y en los entornos educativos y laborales, nos asignan un lugar y no es fácil transgredir esas barreras invisibles para lograr llevar a cabo nuestros objetivos como personas sin importar nuestro género, raza/etnia, capacidades, orientación sexual, etc.