Esta idea rara vez se aplica a los hombres, lo que evidencia una doble vara de medición. Además, el comentario refleja un tipo de sexismo sutil que, bajo una apariencia de exigencia positiva, impone una presión innecesaria sobre las mujeres, quienes podrían sentirse vigiladas o juzgadas como representantes de todas las mujeres en la carrera. Por último, la frase también puede leerse desde un enfoque paternalista, en el que se justifica el trato estricto del profesor como una forma de protección o “entrenamiento” especial, sin considerar que lo justo sería evaluar a todas las personas por igual, sin importar su género.