Si conociera a una persona que estuviera recurriendo a una conducta MAAD, primero evaluaría si realmente fue una acción de una única vez o si es una acción repetitiva.
Sin embargo, actualmente soy testigo de un caso de maltrato a un estudiante de doctorado de otro departamento de Ingeniería, caso del que me enteré porque el estudiante víctima envió un correo a todos los estudiantes doctorales de la facultad de Ingeniería para comentarnos su caso, y mi reacción fue de temor y miedo.
Después del correo enviado por el estudiante manifestando su caso y pidiendo solidaridad de sus compañeros doctorales, tomé consciencia que este estudiante no quería sentirse solo, y que tal situación MAAD estaba afectando no solo su rendimiento académico en el doctorado sino que él sentía que estaba destruyendo su vida. Así que, en tono solidario, me acerqué personalmente a este estudiante y le dí un chocolate. Quise mostrar mi solidaridad y le di uno o dos consejos sobre que, a pesar que el doctorado es un aspecto muy importante en nuestra vida, no nos define y no es el todo de lo que somos. Lo animé y le dije que iba a estar para escucharlo cuando lo necesitara.
No sugerí que contactara al comité MAAD porque sé que ya lo hizo y entendí que mi apoyo no debía ser contactar o intervenir en ningún aspecto que pudiera entorpecer el proceso que mi compañero de doctorado ya había emprendido. Al contrario, mi misión, así como todos los estudiantes doctorales debería ser de apoyo. Apoyo porque como estudiantes de doctorado manejamos una carga académica importante. No obstante, no equiparable a la carga emocional que se siente, que lleva a tanta tasa de decersión y hasta suicido de estudiantes de investigación.
Creo que nadie debería pasar por ninguna conducta MAAD que nos afecte integralmente, y que nuestra misión con nuestros compañeros debería ser de solidaridad y empatía para apoyarlos mientras solucionan esta situación tan difícil.