Me da rabia leer ese comentario que hizo Sebastián y me recuerda escenarios similares por los que pasé mientras fui estudiante de pregrado y los profesores eran hombres. Es como si las mujeres de la clase debieran estar agradecidas por la “oportunidad” que les está dando el profesor para demostrar su inteligencia. El aula de clase no es un espacio para demostrarle nada a nadie, y mucho menos para que los hombres se conviertan en validadores del conocimiento de las mujeres