Cuando hice mi carrera quise combinarla con Filosofía, una profesión de muchos hombres más que de mujeres. Al ser yo una mujer muy femenina y atenta a mi cuidado físico, me sentía mal de ir a clase y que pensaran que era menos inteligente por eso. Hubo varios comentarios y conversaciones y al final pude safarme de esa sensación al salir de la universidad. Pero es un hecho que muchos estereotipos de los demás y de nosotras mismas hacen que tengamos experiencias diferentes en ciertas situaciones. Es doloroso y es algo a seguir trabajando siempre.