Juan ha caído en la trampa de aceptar y normalizar lo que no debe ser. Nadie merece ni pude ser maltratado por ser. Aceptar la diferencia hace que podamos entender al otro sin sesgo. Triste que nuestra cultura no acepte y no incluya, todavía se discrimina y lo peor es que se castiga. No se educa, se castiga la diferencia por ideas que no son propias, sino infundadas y con argumentos muy vacíos.