Intimidar a una mujer haciéndole dudar de sus capacidades y habilidades bajo el argumento de la exigencia es una actitud muy machista. En un espacio de aprendizaje seguro, además, hay lugar a las dudas, los cuestionamientos y los replanteamientos, pero lo que hace el profesor es desafiar a la estudiante para que demuestre que ella tiene “lo que se necesita para estar ahí” a pesar de ser una mujer (dado que es un espacio mayoritariamente dominado por los hombres). Asociar el posible error al hecho de ser mujer es reforzar un estereotipo de género muy extendido, que consiste en pensar que las mujeres tenemos menor capacidad intelectual que los hombres en razón de nuestro sexo, sin considerar las barreras sociales, históricas y económicas que se nos han impuesto.
En cuanto a mi experiencia personal, sí he experimentado estereotipos en mi contra por ser mujer, y soy consciente de que en varios momentos de mi vida, por desconocimiento, reproduje estereotipos y prejuicios hacia alguien más.